Cristina dijo ayer que se siente "un poco la madre" de todos los argentinos. Pero hay muchos que se quedan afuera del modelo.
El jueves por la tarde, la Presidenta autoproclamada de todos y todas, aseguró por cadena nacional que se sentía "la madre del país, la madre de todos los argentinos" mientras explicaba que cuidará -sin "ánimo de castigar ni de perseguir, ni de controlar, ni de vigilar a nadie"- los subsidios otorgados a las empresas de servicios públicos.
Mientras que la muchachada nacional y popular festejaba el tarifazo revolucionario, una multitud estallaba en las redes sociales preguntando dónde y cuándo podrá reclamar su parte de la herencia de la Santísima Madre Argentina. Dios y el Papa le desean larga vida a la Reina. Es que CFK así se siente mientras elogia las bandejas de comida que ofrece Aerolíneas Argentinas a sus pasajeros y los aires acondicionados que su madre -¿sería la abuela del país?- se ha podido comprar en la década ganada.
Curiosidades discursivas: si el pilar del modelo fue el consumo, hoy Cristina pide austeridad e insinúa el derroche de energía eléctrica que se produce en los hospitales públicos de este bendito país en el que los pacientes se mueren de frío en sus pasillos. No le pareció importante recordar que en esos mismos pasillos suelen correr médicos y pacientes ante la presencia intempestiva de barras bravas sedientos de venganza.
Los temas que toca la Presidenta de la Nación son inversamente proporcionales al interés de la inmensa mayoría de los argentinos, expresado en encuestas de opinión pública y en las últimas elecciones. Cristina ha hecho de la frivolidad de la imaginaria Doña Rosa de Bernardo Neustadt, denostada en sus tiempos intelectualoides en el Congreso de la Nación, una de sus mayores virtudes festejada por la tribu de seguidores que ofrecen sus servicios –no siempre ad honorem- para la liberación.
Horas antes de que la Madre de Todos se quejara de que no le habían ofrecido un alfajor triple de Fantoche, cientos de tucumanos esquivaban las balas de goma de la policía local que los reprimía salvajemente para sacarlos del puente Barros. La mañana del jueves, la agrupación Barrios de Pie, acompañada por las Madres del Pañuelo Negro –mujeres que perdieron a sus hijos por la adicción al paco- eran reprimidos por pedir cajas de comida y mejoras en los planes sociales.
Tucumán es gobernada, desde el año 2003, por José Alperovich, esposo de la senadora Beatriz Rojkes, que fue tercera en la línea sucesoria hasta hace pocas semanas. Pero a CFK no le pareció importante la protesta ni la respuesta policial, digna de ser transmitida en la cadena del desánimo. Seguramente festejará cuando Fantoche sume sus productos a los precios cuidados.
El día anterior, la Madre de Todos, había festejado la ampliación de parte del aeroparque Jorge Newbery. No todos los argentinos tienen la suerte de viajar asiduamente en avión y muchos otros utilizan los ferrocarriles urbanos para ir a trabajar. Los andenes de la línea Sarmiento no han mejorado mucho desde la tragedia de Once, el 22 de febrero del 2012.
Mientras se desarrolla el histórico juicio, el ex secretario de Transporte de la Nación, Ricardo Jaime, cruzó por la calle a María Luján Rey, la madre de Lucas Menghini. Su tío Leonardo, abogado que representa a varias de las familias, estaba parado al lado de María Luján cuando escuchó a Jaime decirle que él también buscaba justicia y que había llorado muchísimo ese 22 de febrero. Rey enmudeció ante la repentina presencia del ex funcionario kirchnerista: "Yo sé perfectamente que la gente viaja dónde puede y no dónde debe", remató Jaime.
Cuando la policía federal y los bomberos hallaron el cuerpo sin vida de Lucas, gracias a la insistencia de su padre por analizar cada uno de los videos del día de la tragedia, la ex ministra de Seguridad, Nilda Garré, dijo que el joven viajaba en un lugar indebido. Jaime le agregó a la Madre que le molestaba que hablasen mal de su hijo. El abogado Menghini le pidió que se retirase de allí y que todo lo que tenía para decir que lo dijese en la causa judicial.
María Luján, quedó muy mal tras ese encuentro supuestamente casual con Jaime. Esa noche, en mi programa en FM Identidad, Leonardo Menghini reflexionó: "Fue una situación en la que no ví congoja sino una situación provocativa. Nosotros no vamos a buscar revancha ni queremos el escándalo, pero consideramos que es una persona responsable de la muerte, no solo de Lucas, sino de 52 personas que iban a trabajar".
Jaime demostró, como en otras ocasiones lo hizo la Presidenta de Todos y Todas, que le importa más sus sentimientos y sensaciones que los de las víctimas de carne y hueso. Están encima de todos y de todas, a pesar de que Ella diga ser la Madre del País.
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